Many blessings of joy and peace on this 31st Sunday in Ordinary Time. Just looking to the future a little. In a few short weeks, we will be celebrating Thanksgiving day where we will be traveling and welcoming family and friends into our homes. Followed quickly by the beginning of the Advent Season in our preparation for Christmas (yes, it is coming). And finally, Bishop Oscar Cantú will be presenting to the Diocese the gift of the new Pastoral Plan where we will continue to grow in the Spiritual Renewal the Eucharist and our sacramental life as disciples of Jesus Christ.
We continue to read about the horrors of hate and violence in the news, but especially now in the Holy Land. Children, women and men, the most vulnerable, have been murdered and die daily as terrorism and war invade the lives of so many. The Latin Patriarch of the Holy Land, Pierbattista Pizzaballa, has offered to take the place the hostages, becoming a Eucharistic sacrifice. The Christian population of the Holy Land is under great stress in normal times, but during this time war, caught in-between, means many Christians are not able to earn a living and find themselves in greater need.
Next weekend, we will be hosting the Bethlehem Art work as they bring the gifts of our Christian faith. This is a wonderful time to begin the see what we can offer as a Catholic gift (even a Christmas gift) to family and friends. As we pray for peace we also support with our treasure our sisters and brothers in the Holy Land.
Lastly, as we continue our Eucharistic Journey, in the month of November, your priests will be telling their Eucharistic story, or at least one of them. As we read and pray about “Becoming Eucharistic People” we are reminded that the story of Jesus, present in the world, must begin with every Catholic knowing Jesus deeply through the Eucharist and then sharing this relationship with others. It is a blessing and grace that cannot be concealed or hidden but must shine forth in the joy of the Gospel. I do hope that as you read and re-read parts of this book we all begin the “Eucharistic Revival” in our hearts and in the heart of the world.
God bless,
Fr. Mark
Muchas bendiciones de alegría y paz en este domingo XXXI del Tiempo Ordinario. Justo viendo un poco hacia el futuro: En pocas semanas, celebraremos el día de Acción de Gracias, donde seguramente estaremos viajando o recibiendo familiares o amigos en nuestros hogares. Y casi inmediatamente tenemos el inicio del tiempo de Adviento en nuestra preparación para la Navidad (¡sí, ya viene!). Y finalmente el Obispo Oscar Cantú estará presentando a la Diócesis el regalo del nuevo Plan Pastoral, para poder seguir creciendo en la Renovación Espiritual, la Eucaristía y nuestra vida sacramental como discípulos de Jesucristo.
Seguimos leyendo sobre los horrores del odio y la violencia en las noticias, pero especialmente ahora en Tierra Santa. Niños, mujeres y hombres, los más vulnerables, han sido asesinados y mueren a diario mientras el terrorismo y la guerra invaden las vidas de tantas personas. El Patriarca latino de Tierra Santa, Pierbattista Pizzaballa, se ha ofrecido a tomar el lugar de los rehenes, convirtiéndose en un sacrificio eucarístico. La población cristiana de Tierra Santa se encuentra bajo gran presión en tiempos normales, pero durante este tiempo la guerra, atrapada en el medio, significa que muchos cristianos no pueden ganarse la vida y se encuentran en mayor necesidad.
El próximo fin de semana seremos anfitriones de las obras de Arte de Belén, ya que traen los dones de nuestra fe cristiana. Este es un momento maravilloso para empezar a ver qué es lo que podemos ofrecer como regalo católico (incluso un regalo de Navidad) a familiares y amigos. Mientras oramos por la paz, también apoyamos con nuestro tesoro a nuestras hermanas y hermanos en Tierra Santa.
Por último, mientras continuamos nuestro viaje eucarístico, en el mes de noviembre, sus sacerdotes contarán su historia eucarística, o al menos una de ellas. Mientras leemos y oramos sobre “Convertirnos en personas eucarísticas”, recordamos que la historia de Jesús, presente en el mundo, debe comenzar cuando cada católico conoce profundamente a Jesús a través de la Eucaristía y luego comparte esta relación con los demás. Es una bendición y una gracia que no se puede ocultar ni esconder, sino que debe brillar en la alegría del Evangelio. Espero que a medida que lea y relea partes de este libro, todos comencemos el “Avivamiento Eucarístico” en nuestros corazones y en el corazón del mundo.
¡Dios los bendiga!
Padre Mark